Está integrada por las cinco obras fundamentales del
Espiritismo, debidas a la pluma, la capacidad y el esfuerzo del
profesor Léon Hippolyte Denizard Rivail, conocido popularmente
por el seudónimo de Allan Kardec (03/10/1804 - 31/03/1869).
Han sido escritos por orden y bajo el dictado de espíritus
superiores para asentar los cimientos de una filosofía racional,
libre de los prejuicios del sectarismo.
Las cuales son las siguientes:
Con este libro, el 18 de abril de 1857 se inició para el
mundo la Era Espírita. En él se cumplía la promesa evangélica
del Consolador del Paracleto o Espíritu de Verdad. Decir esto
equivale a afirmar que El libro de los espíritus es el código de
una nueva fase de la evolución humana. Y es exactamente esa su
posición en la historia del pensamiento. No se trata de un libro
común, que se pueda leer de un día para otro y después olvidarlo
en el rincón de una biblioteca. Nuestro deber consiste en
estudiarlo y meditarlo, leyéndo y releyéndo de continuo.
Sobre este libro se levanta todo un edificio: el de la Doctrina
Espírita. Constituye la piedra fundamental del Espiritismo, su
primer hito. El Espiritismo surgió con él y con él se propagó,
imponiendose y consolidándose en el mundo. Antes de este libro
no había Espiritismo y ni siquiera existía esta palabra. Se
hablaba de Espiritualismo y Neoespiritualismo de una manera
general, vaga y nebulosa. Los hechos espíritas que siempre
existieron, eran interpretados de los más diversos modos. Pero,
después que Kardec lo hubo lanzado a la publicidad, "conteniendo
los principios de la Doctina Espírita", una nueva luz fulguró en
los horizontes intelectuales del mundo.
Profesor J. Herculiano Pires.
Este es un autentico tratado de Espiritismo experimental. En
el mismo se manifiesta el rigor científico que puso Kardec en el
estudio de los fenómenos y de todas las teorías equivocadas,
negativas y afirmativas, que son el fruto de una mala
observación, elaborando con la colaboración de los Espíritus—que
él resalta y que jamás le faltó—un verdadero método positivo
para salvar los escollos que se presentan en el ejercicio de
esta facultad providencial que, en los tiempos preanunciados por
el Mesías, viene a cumplir aquello de "vuestros hijos e hijas
profetizarán y tendrán visiones". Las investigaciones
parapsicológicas, lejos de desmentirlo, siguen sus lineamientos
y se acercan paulatinamente al total de sus afirmaciones
consolidadas por los hechos.
París, enero de 1861.
Las consecuencias del Espiritismo se desarrollan en este
tercer gran volumen de la Doctrina. "Los fenómenos—ha dicho
Kardec—lejos de ser la parte esencial del Espiritismo, no son
más que la accesoria; un medio suscitado por Dios para vencer la
incredulidad que invade a la sociedad". Y su Espíritu guía le
anuncia con respecto a esta obra: "Se acerca la hora en que
tendrás que presentar al Espiritismo como es él realmente,
mostrando a todos dónde se encuentra la verdadera doctrina que
Cristo enseñó".
Con ella comprendemos, además, la admirable secuencia histórica
de las tres grandes revelaciones: la mosaica, la cristiana y la
espírita..
París, abril de 1864.
Se hace en este libro un exhaustivo estudio comparado de
las doctrinas nihilista, panteísta y católica con las
resultantes del hecho mediúmnico; se logra un conocimiento
real de la naturaleza de los ángeles y los demonios; del
Cielo, el Purgatorio y el Infierno, y se prueba la sinrazón
del dogma de las penas eternas, a la vez que se formula y
evalúa la grandeza y trascendencia del código penal post
mortem que rige a los Espíritus, sobre la base de las mismas
informaciones de éstos trasmitidas a través de la
mediumnidad.
París, 1 de agosto de 1865.
Nos encontramos en el primer capítulo de este último libro
que integra el Pentateuco kardeciano, con un estudio sobre
el verdadero carácter de la Revelación Espírita, el que es
digno de recomendárselo como de gran importancia, tal como
ya lo había hecho el Codificador. En este tomo son
analizadas, además, las génesis orgánica y espiritual y las
distintas teorías sobre la creación de la Tierra, así como
numerosos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento a la luz de
los únicos elementos racionales y científicos que puede
llevarnos a comprenderlos: los que aporta en los tiempos
modernos la Doctrina Espírita.
París, enero de 1868.
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